
La Gran Serpiente en el imaginario de los pueblos amazónicos
La Gran Serpiente de Dos Cabezas es un símbolo precolombino también presente en otras culturas milenarias. En el antiguo mundo andino y amazónico, la Gran Serpiente, en la forma de Amaru o Sacha Mama, tuvo una gran influencia ideológica y religiosa; al proteger a la Naturaleza como una madre a sus hijos y controlar los fenómenos atmosféricos, como la lluvia, la niebla, el rayo o el trueno. Dicho poder explicaría en el mito “Kutumachakuy” (ver producto en la tienda), el bramido atronador y el oscurecimiento repentino del día.
Los nativos quechuas que mataron al “Kutumachakuy”, eran del pueblo de Lamas; una Reducción española donde se afincaron los sobrevivientes de diversas naciones originarias durante el siglo XVII en el valle amazónico del Huallaga, hoy departamento de San Martín en Perú. Fueron, lo que se solía llamar por entonces, indios civilizados.
El relato de la muerte de la Gran Serpiente parece una forma épica de rememorar la invasión hispana, desde la perspectiva de estos descendientes de los pueblos originarios, que tuvieron que apoyar la Conquista como medio de sobrevivencia, al combatir a los awkaruna o infieles “no civilizados”, representados por la Gran Serpiente.
Sin embargo, los quechuas utilizaron sus armas mágicas para aniquilar a “Kutumachakuy”. Es tácito el orgullo de los victimarios por sus artes y conocimientos ancestrales, a los cuales consideran superiores. Por lo tanto, no se trataría de un mito derrota; sino la expresión de un pueblo que asumió su papel fundador de una nueva identidad y aún resiste acompañado de sus conjuros, sus plantas sagradas y otros medios culturales.
Todo culmina como la serpiente, como lianas entrelazadas por el suelo. Una afirmación sublime de un pueblo particularmente despojado de memoria y de territorio; pero unido hasta nuestros días por la lengua Llakwash o Quechua – San Martín.